Una vez, en
la cotidiana vida de Valentina, Una niña Colombiana de 8 años, aficionada a los
caballos y con un inmenso amor por los animales; visitaba a su abuela en una pequeña granja cerca de la ciudad
donde vivía. En la granja había vacas, conejos, gallinas, perros, gatos…. Pero no
había caballos. Sus abuelos, quienes eran personas mayores siempre le dijeron
que ella debía crecer y estudiar, luego comprar un terreno y ahí tendría los
caballos que quisiera, pero que en esa finca, mientras ellos vivieran no
cuidarían de ninguno.
Cierto día,
Una de las vacas desarrolló una enfermedad que la hacía “inservible” para la industria, es
decir, no podían utilizar ni su leche, ni su carne para el consumo humano, por
lo que su abuela buscó una alternativa para ganar algo de dinero por ella… La
vendería a la industria de comida para mascotas, donde ella sería parte del
alimento, y pagaban una suma de dinero razonable. Al buscar formas de hacer más
dinero, su abuelo decidió que compraría los animales enfermos de las plazas y
con su nuevo contacto, los engordaría y los vendería y así obtendría más ganancias.
Cuando tuvieron una cantidad razonable, se fueron a la plaza a comprar los
animales que quedaban de últimas y al parecer no serían vendidos por lo que sus
dueños los vendían a la más mínima oferta de dinero. Esa tarde regresaron con
un camión repleto de animales y en una camioneta muchos bultos de comida para
ellos… Cuando Valentina vio los animales se emocionó y preguntó por qué habían
comprado un Caballo…. A lo que no tuvo una respuesta precisa, sólo le dijeron
que iba a ser vendido y que no tenía permiso de estar con él ya que es un
animal de mala conducta. Valentina sabía que si el animal tenía una mala
conducta sería por que le daban un mal trato.
Esa noche,
cuando la llevaron a dormir, esperó hasta la madrugada a que todos estuvieran
durmiendo y se fue al corral donde habían dejado al caballo. Estaba oscuro,
hacía frio y el daba vueltas, como si estuviera estresado. Ella le llevó unas
cuantas manzanas y zanahorias que sacó de la nevera y esperó pacientemente a
que él las comiera. Luego se acercó y vio que él no se molestaba cuando ella se
aproximaba, por lo que pasó largo tiempo hablándole y acariciándole.
Ya
aproximándose el amanecer, cuando el gallo empezó a cantar estaba cansada y se
dirigió a su cama, además sus abuelos empezarían las labores del día pronto. Y
descansada despertó casi al medio día y salió de la casa y vio a sus abuelos
hablando sobre el caballo por celular y se enteró del propósito… El también
sería comida de mascotas. Así que empezó su plan. “Tal vez si ven que él no es
un mal chico podría quedármelo” así que se fue al corral y el caballo estaba
muy feliz de verla, relinchaba y ella le daba manzanas y zanahorias. Sus
abuelos la regañaron y le dijeron que se fuera a la casa a ver televisión o de
lo contrario llamaría a su madre para que regresara por ella y pasara el resto
de sus vacaciones en la ciudad.
Al
siguiente día el caballo estaba pastando. Ella ya tenía un nombre para el…
sería Hércules. Él era feliz con su compañía, relinchaba cuando la veía y era obvio
que ella haría hasta lo imposible por conservarlo. Así pasaron
dos semanas más, cuando ella podía se iba a verlo y a llevarle frutas y el,
cada día mostraba más su confianza hacia ella, obviamente el lucía mucho más gordito
y apuesto, por lo que ella pensó que era momento de montarlo aunque no tuviese
silla, y así fue. Cuando sus abuelos se fueron por víveres al pueblo ella lo
montó a pelo y se fue a la montaña más cerca con él, pero cuando volvió sus
abuelos estaban en casa preocupada porque alguien los llamó a contarles. Ellos
estaban muy preocupados y la regañaron y le dijeron que al otro día su madre la
llevaría de vuelta a la ciudad. Pero esa noche… algo inesperado sucedió.
La casa
estaba en llamas por un corto circuito. Un vecino había alertado a los bomberos
y estaban en camino mientras toda la familia permanecía durmiendo. Pronto los abuelos
se dieron cuenta, pero todo estaba en llamas, las ventanas tenían rejas por lo
cual no eran una opción de salida. Ellos evacuaron las habitaciones y fueron
por Valentina, pero ella se había acostado muy enojada y había puesto cerrojo en la puerta y sus audífonos estaban encendidos con música a
alto volumen, por lo que no escuchaba nada de lo que sucedía.
Cuando
Hércules vio el incendio, la abuela estaba llorando porque su nieta estaba
adentro y no abría la puerta. No se veía nada, el humo lo cubría todo y en el
interior todo estaba en llamas, y el saltó la puerta del corral y se dirigió a
la casa. Valentina había despertado y no podía salir, por lo que esperaba que los
bomberos llegaran pronto. Hércules entró por la puerta cayéndose a pedazos,
incluso subió las escaleras y con muchas patas, abrió la puerta de valentina, ella
se subió en su lomo y salieron ilesos momentos antes de que la casa se viniera
abajo.
Cuando
llegaron los bomberos era tarde, controlaron el fuego y la desilusión quedó en
los rostros de los abuelos, habían perdido todo, pero estaban a salvo. Pronto
amaneció y llegó la familia completa, Todos hablaban del heroico acontecimiento
con Hércules y Valentina, hasta salieron en el periódico local. La madre de
Valentina dijo que ella pagaría todos los gastos del caballo, pero que dejaran
que ella lo conservara, pues al fin de cuentas le había salvado la vida y entre
todos pagaron una casa pre fabricada que estaría lista para ser habitada en
unos días.
Todos
aprendieron que se necesita la oportunidad para mostrar de qué estás hecho y lo
que puedes lograr, Hércules necesitó esa oportunidad para que consideraran
tenerlo en casa. La abuela envió los animales a fincas cercanas y luego las
vendió a una hacienda cercana. No quería tener nada que ver con sus muertes y
ya no tendría que trabajar o ganar su dinero, pues sus hijos ayudarían y se
dedicarían a vivir con sus pensiones por las que tantos años trabajaron... Por
otro lado, Valentina estaba feliz, tenía a Hércules e iría a visitarlo todas
las vacaciones, de hecho estaba pensando mudarse a ese pueblo y estudiar allí
mientras cuidaba de sus abuelos.
Al final,
todos estaban felices, Valentina había aprendido el significado de la amistad y
que los animales son seres sintientes, que piensan y hacen cosas inimaginables…
Además de que todos merecen una segunda oportunidad por lo que prometió no
volver a comer animales pues las vacas también merecían tener una vida y así
concluye la historia, Tal vez si das una segunda oportunidad te des cuenta de
grandes cosas y puedes cambiar el mundo de ese ser.
AUTOR: CINDY ZULUAGA
No hay comentarios:
Publicar un comentario