viernes, 6 de mayo de 2016

SI DAS LA OPORTUNIDAD, PUEDE CAMBIAR LA HISTORIA.

Una vez, en la cotidiana vida de Valentina, Una niña Colombiana de 8 años, aficionada a los caballos y con un inmenso amor por los animales; visitaba a su abuela  en una pequeña granja cerca de la ciudad donde vivía. En la granja había vacas, conejos, gallinas, perros, gatos…. Pero no había caballos. Sus abuelos, quienes eran personas mayores siempre le dijeron que ella debía crecer y estudiar, luego comprar un terreno y ahí tendría los caballos que quisiera, pero que en esa finca, mientras ellos vivieran no cuidarían de ninguno.

Cierto día, Una de las vacas desarrolló una enfermedad que  la hacía “inservible” para la industria, es decir, no podían utilizar ni su leche, ni su carne para el consumo humano, por lo que su abuela buscó una alternativa para ganar algo de dinero por ella… La vendería a la industria de comida para mascotas, donde ella sería parte del alimento, y pagaban una suma de dinero razonable. Al buscar formas de hacer más dinero, su abuelo decidió que compraría los animales enfermos de las plazas y con su nuevo contacto, los engordaría y los vendería y así obtendría más ganancias.


Cuando tuvieron una cantidad razonable, se fueron a la plaza a comprar los animales que quedaban de últimas y al parecer no serían vendidos por lo que sus dueños los vendían a la más mínima oferta de dinero. Esa tarde regresaron con un camión repleto de animales y en una camioneta muchos bultos de comida para ellos… Cuando Valentina vio los animales se emocionó y preguntó por qué habían comprado un Caballo…. A lo que no tuvo una respuesta precisa, sólo le dijeron que iba a ser vendido y que no tenía permiso de estar con él ya que es un animal de mala conducta. Valentina sabía que si el animal tenía una mala conducta sería por que le daban un mal trato.



Esa noche, cuando la llevaron a dormir, esperó hasta la madrugada a que todos estuvieran durmiendo y se fue al corral donde habían dejado al caballo. Estaba oscuro, hacía frio y el daba vueltas, como si estuviera estresado. Ella le llevó unas cuantas manzanas y zanahorias que sacó de la nevera y esperó pacientemente a que él las comiera. Luego se acercó y vio que él no se molestaba cuando ella se aproximaba, por lo que pasó largo tiempo hablándole y acariciándole.


Ya aproximándose el amanecer, cuando el gallo empezó a cantar estaba cansada y se dirigió a su cama, además sus abuelos empezarían las labores del día pronto. Y descansada despertó casi al medio día y salió de la casa y vio a sus abuelos hablando sobre el caballo por celular y se enteró del propósito… El también sería comida de mascotas. Así que empezó su plan. “Tal vez si ven que él no es un mal chico podría quedármelo” así que se fue al corral y el caballo estaba muy feliz de verla, relinchaba y ella le daba manzanas y zanahorias. Sus abuelos la regañaron y le dijeron que se fuera a la casa a ver televisión o de lo contrario llamaría a su madre para que regresara por ella y pasara el resto de sus vacaciones en la ciudad.


Al siguiente día el caballo estaba pastando. Ella ya tenía un nombre para el… sería Hércules. Él era feliz con su compañía, relinchaba cuando la veía y era obvio que ella haría hasta lo imposible por conservarlo. Así pasaron dos semanas más, cuando ella podía se iba a verlo y a llevarle frutas y el, cada día mostraba más su confianza hacia ella, obviamente el lucía mucho más gordito y apuesto, por lo que ella pensó que era momento de montarlo aunque no tuviese silla, y así fue. Cuando sus abuelos se fueron por víveres al pueblo ella lo montó a pelo y se fue a la montaña más cerca con él, pero cuando volvió sus abuelos estaban en casa preocupada porque alguien los llamó a contarles. Ellos estaban muy preocupados y la regañaron y le dijeron que al otro día su madre la llevaría de vuelta a la ciudad. Pero esa noche… algo inesperado sucedió.


La casa estaba en llamas por un corto circuito. Un vecino había alertado a los bomberos y estaban en camino mientras toda la familia permanecía durmiendo. Pronto los abuelos se dieron cuenta, pero todo estaba en llamas, las ventanas tenían rejas por lo cual no eran una opción de salida. Ellos evacuaron las habitaciones y fueron por Valentina, pero ella se había acostado muy enojada y  había puesto cerrojo en la puerta y  sus audífonos estaban encendidos con música a alto volumen, por lo que no escuchaba nada de lo que sucedía.
Cuando Hércules vio el incendio, la abuela estaba llorando porque su nieta estaba adentro y no abría la puerta. No se veía nada, el humo lo cubría todo y en el interior todo estaba en llamas, y el saltó la puerta del corral y se dirigió a la casa. Valentina había despertado y no podía salir, por lo que esperaba que los bomberos llegaran pronto. Hércules entró por la puerta cayéndose a pedazos, incluso subió las escaleras y con muchas patas, abrió la puerta de valentina, ella se subió en su lomo y salieron ilesos momentos antes de que la casa se viniera abajo.



Cuando llegaron los bomberos era tarde, controlaron el fuego y la desilusión quedó en los rostros de los abuelos, habían perdido todo, pero estaban a salvo. Pronto amaneció y llegó la familia completa, Todos hablaban del heroico acontecimiento con Hércules y Valentina, hasta salieron en el periódico local. La madre de Valentina dijo que ella pagaría todos los gastos del caballo, pero que dejaran que ella lo conservara, pues al fin de cuentas le había salvado la vida y entre todos pagaron una casa pre fabricada que estaría lista para ser habitada en unos días.


Todos aprendieron que se necesita la oportunidad para mostrar de qué estás hecho y lo que puedes lograr, Hércules necesitó esa oportunidad para que consideraran tenerlo en casa. La abuela envió los animales a fincas cercanas y luego las vendió a una hacienda cercana. No quería tener nada que ver con sus muertes y ya no tendría que trabajar o ganar su dinero, pues sus hijos ayudarían y se dedicarían a vivir con sus pensiones por las que tantos años trabajaron... Por otro lado, Valentina estaba feliz, tenía a Hércules e iría a visitarlo todas las vacaciones, de hecho estaba pensando mudarse a ese pueblo y estudiar allí mientras cuidaba de sus abuelos.



Al final, todos estaban felices, Valentina había aprendido el significado de la amistad y que los animales son seres sintientes, que piensan y hacen cosas inimaginables… Además de que todos merecen una segunda oportunidad por lo que prometió no volver a comer animales pues las vacas también merecían tener una vida y así concluye la historia, Tal vez si das una segunda oportunidad te des cuenta de grandes cosas y puedes cambiar el mundo de ese ser.



AUTOR: CINDY ZULUAGA

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